martes, 10 de enero de 2012

El Canto de la Lluvia

Mesopotamia
Hola amigos, hoy toca un poema. Uno de mis poemas y poetas favoritos en lengua árabe, de origen iraquí:

El Canto de la Lluvia
Tus ojos, dos bosques de palmeras al alba,
o dos solas colinas que la luna abandona.
Tus ojos, si sonríen, vivifican las viñas,
ponen luces en danza...como lunas de un río
que el remo turba suave a la hora del alba,
como si palpitaran en sus cuencas estrellas...


Naufragan en tinieblas de diáfana tristeza,
igual que el mar se ofrece cubierto por la tarde:
tibieza del invierno, tiritar del otoño,
muerte y nacimiento, tinieblas y luz.
Se despierta en mi alma la convulsión del llanto
y un éxtasis salvaje oprime el firmamento,
el éxtasis de un niño al que amedranta la luna.
Río Tigris-Eúfrates


Como si el arco iris se bebiese las nubes,
y gota a gota se fundiera en la lluvia...
Los niños retozaban bajo los emparrados
y en el silencio de pájaros, en las ramas, picoteaban
el canto de la lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
La tarde bostezaba. Las nubes sin descanso
vertían y vertían el peso de sus lágrimas,
como un niño que insomne delirara en la noche
en busca de su madre-cada mañana ausente
desde hace ya un año. Él pregunta incansable,
más le dicen: "mañana, mañana volverá..."
Ha de volver.
Aunque los camaradas susurran que está aquí,
que al pie de la colina duerme un sueño de tumbas,
que traga seca la tierra y bebe de la lluvia,
como un gris pescador que recoge sus redes
y maldice las aguas y el destino, extendiendo
su canto a la región donde duerme la luna.
Lluvia...
Lluvia...
¿Conoces la tristeza que transmite la lluvia,
como hasta desplomarse el canalón borbotea,
qué soledad padece por ella el solitario?
Eterna -como el hambre, la sangre derramada,
el amor y los niños, los muertos-, así es la lluvia.
Tus pupilas me acechan en la noche lluviosa
y por las aguas del Golfo enjugan los relámpagos
-con madreperlas y estrellas- las riberas de Iraq,
como si preludiasen la salida del sol.
Sobre ellas, de sangre, la noche extiende su manto.
Y desde el Golfo grito:"¡Oh, Golfo,
dador de mil corales, de muerte y madreperlas!"
Entonces vuelve el eco,
Río Eúfrates- Iraq
igual que los sollozos:
"¡Oh, Golfo,
de muerte y madreperlas..."


Entreoigo al Iraq que se arma de truenos
y atesora relámpagos por llanos y montañas,
hasta que el fin el pueblo dilacere su sello:
No dejaron los vientos rastro de Zamud(1)
a lo largo del valle.
Entreoigo palmeras que se beben la lluvia,
gemir a las aldeas, cómo los emigrantes
desafían con velas y remos las tormentas
que atruenan sobre el Golfo, mientras alzan su canto:
"Lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
Mas hambre en el Iraq.
El tiempo de cosecha lo reviste de frutos
para hartazgo tan sólo de cuervos y langostas,
para inútil molienda de piedrecilla y grano,
rueda que gira en los campos...empujada por el hombre.
Lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
Qué de lágrimas derramadas la noche del exilio.
Nos excusamos-temiendo las críticas- con la lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
Y desde nuestra infancia los cielos se oscurecen
al llegar el invierno,
y llueve a cántaros.
Cada año -los campos en flor- pasamos hambre.
No para por Iraq un sólo año sin hambre.
Lluvia...
Lluvia...
Lluvia...
Cada gota de lluvia
es rojo o amarillo en botón de una flor.
Cada lágrima de los hambrientos y desnudos,
cada gota caída de sangre del esclavo,
es como una sonrisa que espera otros labios,
o un pezón sonrosado en boca del nacido
en un joven mañana donador de la vida.
Lluvia...
Lluvia...
Golfo Arábigo
Lluvia...
Con la lluvia el Iraq se cubrirá de hierba..."


Y desde el Golfo grito:"¡Oh, Golfo...
dador de mil corales, de muerte y madreperlas!"
Entonces vuelve el eco,
igual que los sollozos:
"Oh, Golfo,
de muerte y madreperlas."
Constante, el Golfo extiende sus abundantes dones
sobre la arena: amargas espumas, madreperlas,
y el ajado esqueleto de un triste náufrago
emigrado que aún hoy se bebe la muerte
en las fauces del Golfo y sus profundidades.
Mientras, en el Iraq, mil sierpes se beben el néctar
de la flor que el Eúfrates rocía.
Más oigo el eco,
suena en el Golfo:
"Lluvia.
Lluvia..
Lluvia...
Cada gota de lluvia
es rojo o amarillo en botón de una flor.
Cada lágrima de los hambrientos y desnudos,
cada gota caída de sangre del esclavo,
es como una sonrisa que espera otros labios,
o un pezón sonrosado en boca del nacido
en un joven mañana, donador de la vida."


Y llueve a cántaros...


(1) Zamud: tribu preislámica devastada por la cólera de Dios (N. del T.)


Badr Shâker As-Sayyâb (poeta iraquí, 1926-1964)
Traducción: Luis Miguel Cañada

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