El vampiro
Charles Baudelaire |
en mi pecho doliente entraste,
y cual rebaño de demonios
viniste loca, engalanada,
para de mi alma sometida
hacer tu lecho y tu dominio;
-infame a quien me encuentro atado
como el forzado a su cadena,
y el jugador tenaz al juego,
y como el borracho a la botella,
y a los gusanos la carroña,
-¡sí, maldita, maldita seas!
Yo supliqué a la espada rápida
para ganar mi libertad,
y dije al pérfido veneno
que ayudara a mi cobardía.
Mas, ¡ay!, la espada y el veneno
me desdeñaron y me han dicho:
"No eres digno de redimirte
de tu maldita esclavitud,
¡Imbécil!- ¡Si de su dominio
nuestros esfuerzos te librasen,
tus besos resucitarían
el cadáver de tu vampiro!"
Charles Baudelaire (Las flores del mal)
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